Desde los primeros pasos de su proceso de elaboración hasta el momento en el que lo servimos, el vino está en constante evolución. Este hecho hace se produzcan numerosas reacciones físicas y químicas en el interior de la botella, que determinaran su color, sabor… Todo ello da lugar a que podamos hablar de un ciclo de vida del vino.
Desde su embotellamiento, el vino pasará por diferentes periodos, el primero de ellos será la maduración. Posteriormente, alcanzará un valle temporal donde sus matices estarán en su máximo esplendor. Poco a poco, estos rasgos irán desvaneciéndose en el tiempo, hasta llegar al momento en el que el vino no debería consumirse.
Por lo tanto, el punto óptimo para su consumo será aquel en el que podemos disfrutar de él y degustar todos sus matices.
Tras la vendimia, se procede a elaborar el vino, una vez concluido, se embotella. Un proceso que supone el inicio de una serie de cambios, reacciones fisicoquímicas, que alteraran las características de éste, es lo que se conoce como evolución del vino en botella. Un periodo en el cual el vino decimos que se redondea, pues se toma su tiempo se estabiliza y para integrar todos esos cambios; ganando en cuerpo, estructura y potenciando todos los matices aromáticos, de color y sabor.
Durante el embotellado, por el movimiento del líquido y una entrada de aire en la botella, será uno de los momentos de mayor sufrimiento para el vino.
Este tiempo de estancia en botella, producirá una microoxigenación del vino, un proceso beneficioso para el desarrollo de los matices y características de este.
Una vez sellada, la entrada de aire es nula, lo que daría lugar a una serie de reacciones de reducción, que harán que el vino evolucione.
Para alcanzar su éxito en este proceso, debemos cuidar y guardar las botellas en espacios adecuados a sus necesidades, como bodegas o refrigerios, y su posterior conservación en casa por parte de los consumidores. El lugar de guarda, posición, temperatura serán clave para alargar la vida del vino.
Será en su primera etapa de desarrollo, donde comenzará su evolución y maduración, un momento ideal en el que el vino se presenta en todo su esplendor. A partir de ahí, perderá progresivamente sus características iniciales.