El Terroir de la Ribera del Duero

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Antes de explicar las características del Terroir del área de producción de la Denominación de Origen Ribera del Duero, es preciso definir qué significa el término ‘terroir’: se trata de una palabra de origen francés que, aunque no tiene traducción en nuestro idioma, hace referencia a las características medioambientales que marcan la personalidad de un vino.

Esto es, el clima, el suelo, la geografía y las variedades de uva.

La D.O. Ribera del Duero comprende municipios de Valladolid, Burgos y Soria; tienen 115 km de longitud y 35 km de anchura. La altitud en la que están plantados los viñedos oscila desde los 720 metros hasta los más de 1.000 en algunas zonas.

Además, la climatología de la Ribera vallisoletana, en el extremo occidental, presenta claras diferencias con la de la zona soriana, en el extremo oriental. Por lo tanto, es deducible que existen múltiples y diversos terroirs, incluso en un área pequeña.

Sin embargo, es posible determinar algunas generalidades sobre el Terroir de la Denominación de Origen Ribera del Duero.

  • Variedades de uva: El Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero ampara varios tipos de uva con los que poder elaborar vino. Son la Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Garnacha Tinta y la blanca Albillo. De todas ellas, la Tempranillo es la uva reina de la Ribera, los vinos deben contener al menos un 75% de esta uva.
  • Clima: Se trata de un clima mediterráneo con carácter continental. La pluviometría ronda los 350 – 400 mm anuales y se caracteriza por inviernos muy fríos y veranos muy calurosos, con una gran amplitud térmica entre el día y la noche. El clima la Ribera del Duero tienen dos hándicaps que, por desgracia, se repiten año tras año en mayor o menor medida, las heladas tardías y el granizo.

Sin embargo, el clima es diferente en las distintas zonas de la Ribera del Duero. En Soria, por ejemplo, el invierno es mucho más duro. Los viñedos más próximos al río Duero suelen tener menos problemas con las heladas debido a la niebla…

  • Suelos: A lo largo y ancho de la Ribera del Duero es posible encontrar una gran diversidad de tipos de suelos. Incluso en la misma parcela en numerosas ocasiones también existen marcadas diferencias. Los compuestos que hay en el suelo son cascajo (cantos pequeños), arcilla, arena y caliza. En función de la zona o parcela, estos compuestos se presentan en diferentes porcentajes.

Normalmente, las parcelas más cerca del Duero tienen un mayor porcentaje de arena, mientras que las más lejanas disponen de más canto. En los páramos y laderas que se extienden a los lados de la Ribera es fácilmente identificable la roca caliza (blanca), que aporta frescor a los vinos.

  • Geografía: En más de 100 km de extensión es lógico encontrar diferenciación en las parcelas en las que están plantadas los viñedos. Encontramos zonas llanas, zonas de mayor o menor pendiente, pero también distintas orientaciones. En función de dónde estén plantadas las cepas, los racimos acumularán determinados recursos hídricos y su maduración será diferente.

Todas las particularidades citadas anteriormente hacen de la Ribera del Duero un área de producción de vino rica, diversa y apta para elaborar vinos de la más alta calidad.

Por Patricia Regidor de Bodegas Comenge

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